Yo si te creo

Cada víctima atraviesa su propio laberinto: el caso de Ana

Cada víctima atraviesa su propio laberinto. Laberintos y telarañas en los que impera la soledad de las víctimas. En el caso de Ana, su laberinto fue ante todo institucional: su caso se perdió en los pasillos de una institución que se ha mostrado incapaz de sancionar a los violadores que no encajan en su guión. Así lo demuestran las cifras de agresiones sexuales frente a las de denuncias y finalmente de sentencias condenatorias.

En otros casos, el laberinto es mediático, ahí la destrucción de la imagen de las víctimas en muchos casos está asegurada, así como la difusión y refuerzo del prejuicio. Pero quizá la red más dolorosa en que quedan atrapadas es la del entorno cercano: familiares y amigos que se vuelven contra las víctimas o se ocultan tras el silencio cuando ellas denuncian públicamente a un agresor que hace parte del mismo círculo. Y, por supuesto, hay una enorme telaraña tejida en sociedad: ahí, a través de nuestro silencio cómplice e indiferencia, todos y todas somos de alguna manera artífices de la cultura de la violación.

Pero al romper el silencio, en algún punto de esas historias encontramos que todas estamos conectadas. Romper el silencio es también despojarse de la vergüenza y de la culpa impuestas; es encontrarse con otras y reconocerse en su dolor, su asco y su rabia. Lo que no se nombra, no existe. Por eso es fundamental romper el tabú y decirnos las unas a las otras: no estás sola. Yo te creo.

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Posted by AMG in Uncategorised
Impunidad jurídica y social. ¿Quiénes determinan la realidad?

¿Qué ocurre cuando dos relatos sobre un hecho victimizante se excluyen el uno al otro? ¿Quién y cómo determina cuál es la verdad? La experiencia social dice que aquello considerado como verdad suele surgir de una creencia compartida: verdadero resulta aquello que es creído por un grupo, por una comunidad. Pero, a diferencia de, por ejemplo, las verdades religiosas o artísticas, cuya marca es la interpretación por fe o la subjetividad como sello, hay grupos o comunidades que tienen la responsabilidad de apuntar a verdades objetivas y neutrales: la comunidad jurídica o el conjunto de los medios de comunicación son algunas de ellas.

Sin embargo, la historia del Derecho y de los medios de comunicación, a la luz de la perspectiva de género, desvela que no sólo no han sido ni son neutrales, sino que se trata de instituciones profundamente sexistas y androcéntricas. La valoración realizada por las y los operadores jurídicos está basada en criterios como “las máximas de la experiencia”, “la sana crítica” o “la íntima convicción”, nada muy distinto de los criterios periodísticos, que –bajo la influencia de innumerables estereotipos y mandatos de género– premian una conducta sexual depredadora y aseguran el triunfo de la impunidad.

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Posted by AMG in ¿Te has preguntado...?